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Architecture et Beaux-Arts à l’apogée du règne de Louis XIV, Édition critique de la correspondance du marquis de Louvois (Tomo 2)

Obra publicada con el apoyo científico y económico del CRCV.

Architecture et Beaux-Arts à l’apogée du règne de Louis XIV, Édition critique de la correspondance du marquis de Louvois, surintendant des Bâtiments du roi, arts et manufactures de France, 1683-1691, conservée au Service historique de la Défense., tome II (1685), bajo la dirección de Raphaël Masson y de Thierry Sarmant, Éditions du Comité des travaux historiques et scientifiques (Cths), (colección “Documents inédits sur l’histoire de France”), septiembre de 2009, 17 x 24 cm, 59€ (ISBN: 978-2-7355-0694-1).

Presentación

El año 1685 marca un giro en el gobierno personal de Luis XIV. Se caracteriza a la vez por el apogeo del reino y el comienzo de su declive. La correspondencia de Louvois, Superintendente de los Edificios, durante este año, refleja perfectamente esta ambigüedad: nunca habían salido tantas misivas de las oficinas del ministro (más de 1800), nunca el presupuesto de la superintendencia había sido tan alto. 1685 fue, así mismo, el año más fasto de la historia de los Edificios del rey. Se les asignaron quince millones de libras, ya sea un 10% del presupuesto del Estado, un importe jamás alcanzado anteriormente y que nunca se volvería a dar después. 1685 también es la fecha de la llegada de la estatua ecuestre del rey, por Le Bernin. Louvois, que la vio antes que su majestad, la encontró “tan fea que no se parece a nada, cuando el rey la vea que la deje como esté”. La política de adquisiciones de obras y de objetos de arte, sigue siendo siempre tan activa, y cada vez mejor organizada, como lo demuestra esta instrucción a La Teulière, mediante la que se otorga, lisa y llanamente, al director de la Academia de Francia en Roma, una verdadera misión de preinventario “en los palacios de la gente que, debido a su avanzada edad o a su invalidez, pueden morir pronto”...

La superintendencia de Louvois prolongaba la de Colbert, pero disponía de medios mucho más considerables, que permitieron llevar a cabo simultáneamente, varios grandes proyectos en París (la plaza des Conquêtes, futura plaza Vendôme), en Versalles (construcción de l’Orangerie), en provincias (obras importantes, en particular en Chambord) y, sobre todo, el inicio de la obra que iba a permitir que llegara el agua del río Eure a Versalles.

Más allá del fracaso final de este proyecto hidráulico, la correspondencia de ese año, sigue siendo, sin embargo, apasionante. Ya que, en beneficio de estas obras titánicas, Louvois trastorna la región de Chartres, moviliza el ejército, los intendentes de las provincias, los empresarios de los Edificios del rey y de las fortificaciones, así como sus corresponsales en el extranjero. En Maintenon, el ministro escribe una relevante página de la historia de las técnicas, de la historia de las obras públicas y de lo que hoy llamamos “la ordenación del territorio”.

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